¿Quién fue Sucre?

Leer más

Antonio José de Sucre y Alcalá nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795 y muere a causa de un cruel atentado el 4 de junio de 1830, en el sitio denominado La Venta, en la montaña de Berruecos, Colombia. 

Sucre nace de una distinguida y excelente familia de militares, su padre Vicente de Sucre, teniente de infantería y su madre María Manuela Alcalá. Él tenía solo 13 años cuando ya estaba librando su batalla en los cuarteles; su educación militar, empezó al ser admitido en la escuela del coronel español José Mires, en Caracas, para aprender las artes militares que luego aplicaría en todas las batallas que libró en pro de la Independencia de nuestro país y de América del Sur. 

En 1809 integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, en 1810, a tan sólo 15 años, la Junta de Gobierno de Cumaná le confiere el grado de Subteniente de milicias regladas de infantería. En l811, se desempeña en Margarita, como comandante de ingenieros para protección y mantenimiento de todos sus fuertes. Ese año es ascendido a teniente. En 1812 es trasladado a Barcelona, como comandante del cuerpo de artillería.

En 1813, bajo las órdenes del general Santiago Mariño, integra el grupo de los “Libertadores de Oriente” y sería su edecán al año siguiente. En 1815 participa en su primera batalla, en Maturín, bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez

El general Mariño lo nombra jefe de su Estado Mayor y lo asciende a coronel. En 1817 a la edad de 22 años lo designan comandante de la Provincia de Cumaná.

El 17 de septiembre de ese año recibió del Libertador Simón Bolívar la designación de Gobernador de Antigua Guayana y Comandante General del bajo Orinoco e inmediatamente después el 7 de octubre, recibió el nombramiento de Jefe del Estado Mayor de la provincia de Cumaná, bajo las órdenes del general Bermúdez y en 1819 con apenas 24 años fue ascendido a general de brigada e interinamente ocupa la cartera de Guerra y Marina y es jefe titular del Estado Mayor General.

Años después la historia lo encontrará como oficial general en jefe del ejército integrado por Venezuela, Colombia y Ecuador y alcanzando su Gloria, no sólo como militar, sino como el hombre cumanés universal: GRAN MARISCAL DE AYACUCHO.

También debe destacar su excelente actuación como civil y político, cuando ejerció los cargos de Intendente general de la República de Ecuador y presidente de la naciente República de Bolivia.

A finales de julio de 1822, el colegio electoral de Guayaquil decreta la incorporación de la provincia a Colombia y le otorga a Bolívar las facultades del poder ejecutivo y designa a Sucre Intendente de Quito.

Su gestión se destaca por garantizar la plena libertad, y exige, al empezar su labor, de ser evaluado y en caso de alguna irregularidad, sometido a justicia sus decisiones y actuaciones. Otro aspecto es que logró la equidad y justicia en el empleo de los impuestos.

Otro aspecto fundamental de su administración fue la importancia que puso su gestión a la instrucción pública y a la educación del pueblo en general. Sucre consideraba, este aspecto “como parte del bienestar y felicidad del pueblo “. A tales fines, dicta medidas para poner en práctica ese concepto “el soberano congreso y el poder ejecutivo han previsto en toda la república útiles establecimientos, escuelas, casas de educación para atender a la ilustración de la juventud, su progresos y adelantamientos de la ciencia”.

A comienzos de 1823 el Perú llama a Bolívar para que se encargue de la su gesta libertadora, pero al no poder viajar de inmediato, designó a Sucre.

El general de división Sucre lleva el encargo de representar los intereses de la Gran Colombia, para tales efectos se le da facultades diplomáticas, con la libertad para intervenir en todos los asuntos militares. Llega a Lima a sus 28 años y en mayo del 1823 recibió el nombramiento de comandante del ejército unido.

Su primera actuación en suelo peruano es en la batalla de Junín en agosto de 1824. Con Junín se liberó Lima y gran parte del Cuzco.

Luego el 9 de diciembre de 1824, con su éxito logrado en la BATALLA DE AYACUCHO, es cuando Sucre se cubre de Gloria, había logrado su máximo éxito militar liberando de las ataduras a América del sur.

El 12 de febrero 1825 el Congreso Constituyente del Perú, decreta que, entre otras cosas: Será reconocido en adelante el general en jefe del ejército unido, Antonio José de Sucre, con el dictado de Gran Mariscal de Ayacucho, por la memorable victoria obtenida en los campos de este nombre.

La más brillante de las campañas militares había terminado con los años de dominación española. Perú era independiente y se convoca los pueblos de las cinco provincias del Alto Perú a una asamblea general para decidir su futuro o su incorporación a uno de los países limítrofes o su autonomía.

Así se deja en libertad al Alto Perú para que exprese libremente su voluntad, sin ningún tipo de influencia militar, para que la Asamblea decida sin presión alguna.
Los argentinos y los peruanos, que eran los vecinos, estuvieron de acuerdo que la decisión se adoptara mediante el voto.

"Repito mi absoluto convencimiento de la identidad de causa en los americanos que poseídos únicamente del amor patrio deben pensar sólo en combatir los enemigos y en llevar adelante la marcha de la independencia."

El 5 de julio de 1825, en Chuquisaca se instaló la Asamblea que decidió una nueva república que llevará por nombre Bolívar y su capital Sucre. Y el Gran Mariscal de Ayacucho es designado jefe del poder ejecutivo, el 26 de mayo de 1826.

Sucre siempre tuvo como principio esencial que un pueblo no puede ser libre, si la sociedad que lo compone no conoce sus deberes y sus derechos, para velar por ello, Sucre consagro un cuidado especial a la educación pública.

También realizó su administración sobre las bases de una política de respeto a las garantías personales, la libertad de palabras y la libertad religiosa y una instrucción educativa para el pueblo. Prefirió el imperio de las leyes que ejercer la tiranía.

Sin embargo, a pesar de su excelente gestión, bajo su ejercicio sufrió un primer atentado que gracias a Dios solo le afectó un brazo y a lo que comentó: “Llevo la señal de la ingratitud de los hombres en un brazo roto, cuando en la guerra de la independencia pude salir sano”

Para 1830, la situación entre Colombia y el Perú se hacía cada día más grave, hasta el punto de que se colocaba contra el Libertador. El sueño de Bolívar estaba a punto de desaparecer, por un lado, Páez favorable a la separación de Venezuela, Santander la de la Nueva Granada y Ecuador esperando las consecuencias de esa desunión.

Sucre manifiesta no estar de acuerdo con la disolución de la Gran Colombia y sostiene que es el abuso que se ha hecho del poder militar, el que ha producido alarmas y desconfianzas.
Bolívar y Sucre ya estaban siendo del desprecio público. Sus enemigos trataban de destruir su influencia en esos países; las bajas pasiones y las intrigas estaban en el primer orden. Además, los peruanos invadieron la frontera del Ecuador y se detuvieron sólo al enterarse que Bolívar, nuevamente, había nombrado a Sucre como jefe absoluto del sur.

Sucre conocía muy bien al general La Mar, para ese entonces, presidente del Perú y jefe del ejército y le presenta batalla en Tarqui. Con sólo 3.800 hombres vence, en 30 días, a los 8.000 invasores de Ecuador. Fue la última acción militar de Sucre.

Emprendió el regreso a su hogar, sin imaginarse que el destino le tenía reservado un vil atentado que dejaría su cuerpo tendido en el fango, solitario, porque sus acompañantes lo abandonaron en sus últimos momentos.

El Libertador al saber la noticia escribe:

“¡Santo Dios!… Se ha derramado la sangre de Abel, la bala cruel que te hirió mató a la Gran Colombia y me quitó la vida, como soldado, fuiste la victoria. Como magistrado la justicia. Como ciudadano, el patriotismo. Como vencedor la clemencia. Como amigo la lealtad. Para Gloria lo tienes todo; lo que falta, sólo a Dios le corresponde darlo”